04 junio, 2006

Las Sevillanas

Dentro de los palos aflamencados, las Sevillanas gozan de una gran popularidad a nivel mundial. Si bien no se consideran flamenco propiamente tal, su lazo no se puede negar y hoy en día podemos verlas en espectáculos de grandes artistas flamencos.

Normalmente, cuando las personas comienzan a dar sus primeros pasos en el flamenco, en las escuelas de baile se les enseña a bailar Sevillanas, pues además de ser un baile de “gracia, viveza y ágil dinamismo” (según Blas Vega), atrae a los principiantes a seguir aprendiendo, y mediante su ejecución, generalmente en pareja, permite que puedan bailarla en el momento preciso en alguna juerga, fiesta rociera o reunión de amigos, además de ayudar al iniciado a la asimilación de la coordinación del cuerpo – brazos, piernas, cabeza – empleada en el baile flamenco propiamente tal.

Aunque son propias de Sevilla, su origen proviene de las Seguidillas Manchegas del siglo XV y XVII. La copla de la Sevillana es una seguidilla cuyas letras aluden desde paisajes, amores, vírgenes, e incluso al humor, pero siempre refiriendo a lo andaluz y sevillano de forma alegre y vivaz. Dentro de las más destacadas, están las Sevillanas provenientes de Sevilla misma, Córdoba, Málaga y Lucena, Montilla y El Alonso.

Antiguamente eran siete coplas (3 sevillanas boleras), pero hoy en día se redujeron a cuatro, por ser más sencillas de ejecutar. El baile se compone de los movimientos básicos de 3 x 4 con paseíllos, pasadas, careos y remate, presentes en las 4 coplas. El acompañamiento musical, varía de acuerdo al estilo de la Sevillana, siendo la guitarra (en el tono en que prefiera el cantaor)el más empleado y en otros casos, las castañuelas o palillos, tamboril, panderetas o flauta. Su letra, vivaz por antonomasia, goza de grandes intérpretes a lo largo de la historia, por cierto, grandes cantaores de flamenco, como por ejemplo, La Niña de los Peines, Bernardo el de los Lobitos, Manuel Vallejo o La Paquera; los hermanos Toronjo y los hermanos Reyes, en los años sesenta fueron quienes otorgaron gran popularidad a este estilo flamenco, dando pie posteriormente a que otros grupos se dedicaran exclusivamente a cantar Sevillanas. Por nombrar algunos, y dejando un largo etcétera en el tintero, están, Amigos de Gines, Los Romeros de la Puebla, los Marismeños, los Rocieros, María del Monte, Los del Río o Manolo Escobar.

Dentro de los estilos de Sevillanas, encontramos las Rocieras, de Feria, Boleras, Corraleras de Lebrija, de las Cruces de Mayo, Litúrgicas, Marineras, Flamencas (aquellas que rematan por bulerías o tangos por ejemplo) y para escuchar.

En el año 1991, el director de cine español, Carlos Saura, las llevó ala pantalla grande, de la mano de grandes maestros que dan una deliciosa muestra de algunos de los diferentes estilos que se conocen. En la película, podemos apreciar la magistral ejecución de éstas de Merche Esmeralda, la gracia incomparable de la escuela de Matilde Coral, o el poderoso cante de Rocío Jurado. Además podemos deleitarnos con el toque de maestros como Paco de Lucía junto a Manolo Sanlúcar, en una Sevillana que a más de alguien causó asombro, o escuchar a Camarón con una Sevillana notable o descubrir todo el misterio que le puede sacar la gran Manuela Carrasco.

Quién no ha escuchado alguna vez, aquellas Sevillanas míticas “Cuando un amigo se va”, “Cuando paso por el puente, Triana” o “Pasa la vida”, cuyas letras, fáciles de aprender, han sonado, suenan y sonarán aún con el paso de los años…